domingo, 2 de marzo de 2008

Birnam.


El humo cegaba sus ojos y el sonido metálico se mezclaba con los aullidos de los aún vivos. Y se sentía cansado, muy cansado. Le aliviaba pensar que llegaba el fin de la contienda.

Oyó su nombre y giró a la izquierda, era una voz amiga, querida.... le vio caer con el pecho cruzado por la espada enemiga, sus negros ojos le miraban ya sin vida. Amigo, amigo del alma; fiel escudero en horas de guerra, hermano en instantes de paz.

No percibió al jinete que se acercaba rápido blandiendo su lanza con la mirada fija en él. Sintió el golpe brutal sobre el costado derecho mientras miraba los ojos ya muertos de su amigo. Y sintió frío. Un segundo golpe en la cabeza. La sangre que le caía sobre la frente era cálida, pero sintió frío. Giró hacia el jinete que reía enseñando dientes escasos y podridos.

Y entonces comenzó a ver que los cadáveres se erigían como árboles y le rodeaban mientras él caía de rodillas. Estaba dentro de un bosque umbroso y húmedo, nada sentía excepto frío...

De pronto todo se iluminó en tonos dorados y cálidos. Entonces supo que ella vendría a buscarlo, vestida de blanco.
Ya no la temía, deseaba que llegara y le llevara con ella.

Le encontraría con el rostro sereno, sereno....

”.......I will not be afraid of death and bane Till Birnam forest come to Dunsinane.”

..............................................Clara Bermejo